El habla respetuosa
Publicado el jueves, 21 de mayo de 2015, por Sije
En uno de nuestros últimos posts exponíamos una serie de recomendaciones que dividíamos en apartados, como por ejemplo: sé independiente- no hagas caso de…- sigue siempre……
Sobra decir que estas recomendaciones eran sumamente bienintencionadas y que nuestro deseo era aportar algo al crecimiento personal de los lectores. Por ello, mi sorpresa fue inmensa cuando una conocida mía me comentó que se había sentido atacada por estos consejos. ¿ Atacada? ¿ Por decir que se escuchara y respetara más?? Sí, me comentó, atacada y no respetada.
Pero no era por el contenido de nuestras frases, sino por la FORMA imperativa con la que estaban expresadas.
Reflexionando, nos dimos cuenta de que, efectivamente, los imperativos “haz”- “sé”- “ no hagas” pueden sonar- y le sonaban a esta amiga- como órdenes que si no cumples, demuestran lo inepto que eres para estas cosas de la autoestima y la asertividad. Pueden provocar incluso sensación de culpa o inferioridad al dar por hecho que se puede conseguir algo que no todo el mundo se siente capaz de realizar a la primera.
¿ Sorprendidos? ¿ No es para tanto? Hagamos la prueba.
Lée las frases que vienen a continuación, imagínatelas dichas en el tono que corresponde a su contenido y a continuación anota tres emociones que te suscitaría el oírlas:
Nosotras hicimos la prueba con un grupo de personas que amablemente se prestaron a colaborar y éstas son las emociones que salieron principalmente: Desasosiego –Culpa-Tristeza-Incomprensión-Ofensa-Miedo-Enfado-Rechazo hacia mi-Desconfianza
Tenía, pues, razón mi conocida. Las palabras pueden hacer daño. Frases en principio bienintencionadas pueden producir sufrimiento, dolor, enfado, molestia y suscitar que la persona se aleje de nosotros. Casi todo el mundo guarda en la memoria a algún antiguo amigo o amiga que, sin dar explicaciones, ha ido desapareciendo o se esfumó de golpe. ¿ Qué ocurrió? ¿ Estaba enfadado conmigo? Quizás, pero ¿por qué? Muchas veces la explicación se encuentra en las palabras, los imperativos que usamos con esa persona, los giros que dijimos en un momento dado que produjeron ese alejamiento de nuestro amigo.
Hay 5 maneras principales de ensombrecer con nuestras palabras el significado de lo que queremos decir. Como podemos ver, algunas son fácilmente sustituibles por otro tipo de frases más respetuosas, mientras que algunas son perfectamente eliminables, ya que al expresarlas no estamos añadiendo nada al contenido de la frase y sólo sirven para que la persona se sienta mal:
– Frases imperativas:
Haz ….
Sé….
Son órdenes que sitúan al otro automáticamente en una posición inferior. Además suelen ir acompañadas de mandatos demasiado generales: mejórate- sé más activo.
Se pueden sustituir por: intenta…./ ¿ por qué no…..?/ ¿puedes…?
– Frases exigentes:
Tienes que…
Deberías …
Igual que las anteriores, crean un listón excesivamente alto y ponen al interlocutor en una posición de inferioridad.
También son fácilmente sustituibles por . intenta…/ ¿por qué no…?/prueba a…
– Frases peyorativas,:
¿ De verdad que no lo sabes??
¿ Es posible que no te acuerdes??
No añaden nada a la pregunta o constatación que acaba de hacer la persona y sólo pretenden dejarla otra en evidencia.
Se pueden eliminar sin que se pierda el contenido.
– Frases paradójicas e insultantes:
No seas tonta
Cállate, bonita
Son paradójicas porque al decir, por ejemplo, “no seas tonta” se está diciendo precisamente que la persona es tonta.
Se pueden eliminar sin que se pierda el contenido
– Frases morales:
Tienes que poner más de tu parte
Hay que ser más responsable
Culpan a la persona por no responder a unos supuestos criterios morales y son demasiado generales.
Se pueden sustituir por alguna frase que tenga que ver con la situación específica: intenta organizarte mejor/ mira a ver si puedes planificarlo mejor la próxima vez.
– Frases que chantajean:
Me has defraudado, no esperaba esto de ti
Me estás haciendo mucho daño
Buscan la culpa o el malestar en la persona para que ésta actúe de una manera determinada.
Se pueden eliminar sin que se pierda el contenido o sustituir por una explicación clara de lo que deseamos que haga la otra persona.
Vaya tontería, estarán pensando muchas personas que estén leyendo esto, nos estamos convirtiendo en cursis que ya no aguantan nada. Si la persona es nuestra amiga o familiar, ya sabrá que en el fondo la queremos, no deseamos hacerle daño, no estamos queriendo decir al pie de la letra esa frase que le hemos dicho…..bueno, quizás en la mayoría de los casos ocurre así, pero ¿ y si no ? ¿ y si nuestro amigo o familiar no ha sobreentendido el significado que queríamos darle a nuestras palabras y se siente ofendido, no respetado, dolido? Ocurre, por ejemplo, que la persona se dice a sí misma que es tonta o irresponsable. Si le decimos: «tienes que poner más de tu parte» estamos dándole, sin pretenderlo, donde más le duele. Sobre todo si nuestro interlocutor es más vulnerable que nosotros, por ejemplo niños, ancianos o enfermos, les haremos un gran bien modulando nuestras palabras para que se sientan dignos, respetados y considerados. Los niños suelen tomarse al pie de la letra lo que les decimos y así, “ como saques mala nota te acuerdas” significa “como-saques-mala-nota-te-acuerdas”, es decir, va a ocurrir algo terrible de lo que me acordaré toda la vida como saque una mala nota. Eso puede hacer que el niño se esfuerce más en estudiar, pero también puede provocar ansiedad, bloqueo e inseguridad .
Una persona anciana o enferma, se encuentra en una situación de vulnerabilidad respecto a nosotros , lo que les hace ser dependientes emocionalmente. Acusarán mucho más que nosotros las malas formas, las palabras duras, las exigencias e ironías. Lo mismo le ocurre a cualquier persona que, por la razón que sea, se siente insegura o en inferioridad respecto a nosotros.
En el mejor de los casos, esas frases suscitarán enfado en el otro, con el peligro de que, a la larga, la persona ya no quiera saber nada más de nosotros.
Lo importante es que, por un pequeño esfuerzo de nuestra parte podemos lograr que las personas con las que nos relacionamos se sientan respetadas y eso hará en cualquier caso que nos sintamos mejor con nosotros mismos.
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