LA VUELTA AL COLE….

Aunque la gente cada vez se toma las vacaciones de forma más partida y haya algunos felices que todavía están en ellas , casi todo el mundo ya ha terminado su período vacacional y se encuentra de nuevo trabajando, estudiando u ocupándose de sus tareas habituales. La “vuelta al cole” supone cambios en nuestro organismo y nuestra mente, que algunas personas acusan fuertemente ( incluso se ha definido un “nuevo” síndrome, el Síndrome Post-vacacional), mientras que para otras no significa gran cosa.

Sea como sea, podemos aprovechar el hito que supone el fin del período vacacional para plantearnos nuestra forma de estar en el mundo y cómo deseamos estar en este nuevo curso.

Básicamente, hay dos formas de estar en el mundo:

– podemos contemplarnos a nosotros y a nuestro alrededor desde una idea preconcebida, que se tiene que  cumplir a toda costa para que podamos ser felices. “ Sólo puedo ser feliz si tengo pareja”, “ he tenido que reducir mi presupuesto-eso me hace completamente infeliz”, “ no soporto que hayan ascendido a mi compañera y a mí no”, son algunos ejemplos de ideas preconcebidas que nos pueden llevar a una profunda insatisfacción con el mundo. En el fondo, subyace el esquema: “ Las cosas deberían de funcionar de tal manera y es terrible que no funcionen así”.  Cuando estamos en esta dinámica, es muy probable que caigamos en la rigidez, la intolerancia, nos podemos convertir en seres amargados, crónicamente enfadados con el mundo y, en suma, infelices. Nos estaremos dedicando a SOBREVIVIR, siempre temerosos de que nuestra idea del mundo se venga abajo o enfadados porque el ideal no se cumple.

–  O también podemos contemplar en mundo con ojos curiosos, empáticos, intentando ser comprensivos y flexibles con nosotros mismos y con los demás, adaptándonos a las situaciones, pero sin perder nuestro ser. Si vemos el mundo desde esta perspectiva, lo podremos VIVIR a fondo y afrontar las frustraciones y dificultades como algo a resolver, más que algo bajo lo cual hundirnos.

Para llegar a VIVIR plenamente la vida y afrontarla con coraje y ganas, necesitamos  acometer una serie de pasos. En primer lugar, nos tenemos que conocer bien y aceptarnos tal y como somos, porque no hay nada que nos haga ser mejores o peores que los demás seres humanos, pero sí diferentes, y esa diferencia es buena.

Otro paso tanto o más importante que el anterior es ejercitar el RESPETO.  Por encima de todo, respetarnos a nosotros mismos: tenemos DERECHO a ser como somos y poseer los gustos, intereses y opiniones que poseamos y tenemos derecho a ser respetados y defendernos de abusos y agresiones. Pero, por lo mismo,  debemos de respetar a los demás, no intentar imponer nuestro criterio ni obligar a nadie a que piense, sienta o actúe de una forma que vaya en contra de sus criterios. A veces cuesta respetar al otro cuando a nosotros nos parece tan claro lo que debería de hacer, pensar e incluso sentir, pero tenemos que acordarnos de que cada uno miramos el mundo desde nuestra historia, experiencia, esquemas y necesidades y nadie es exactamente igual al otro.

Si somos capaces de afrontar la vida con ASERTIVIDAD, que al fin y al cabo, es la actitud afirmativa y respetuosa de la que estamos hablando, no temeremos los cambios, las frustraciones ni las dificultades y podremos afrontar cualquier adversidad con coraje y voluntad de resolución.

El tema de la Asertividad está cada vez más a la orden del día, hasta estar convirtiéndose, sobre todo en el mundo empresarial, en una «moda». Parece como si, de pronto, a todo el mundo se le hubiera ocurrido que posee pocas habilidades asertivas y quisiera mejorarlas; y también parece que si no se desarrollan al máximo estas habilidades, nunca conseguiremos vender correctamente un producto o tener éxito en nuestra profesión.

El concepto de «asertividad» conlleva un peligro. Los lectores que hayan acudido a uno de los llamados «cursos de asertividad» que ofrecen muchas empresas o hayan leído ciertos libros sobre el tema, pueden estar algo asustados (o excesivamente entusiasmados) ante la supuesta pretensión que se persigue con ellos: estar por encima de los demás, no dejarse apabullar en ningún caso y ser, en definitiva, siempre el «que gana».

Pues bien, la asertividad, tal y como la entendemos nosotros, no es eso.

Nosotros la situamos muy cerca a la autoestima, como una habilidad que está

estrechamente ligada al respeto y cariño por uno mismo y, por ende, a los

demás. La forma que nos puede llevar a vivir la vida, a valorarla y contemplarla

sin los filtros de nuestras necesidades no cubiertas.

¿ QUÉ ELEGIMOS, PUES, SOBREVIVIR O VIVIR?

En nuestras manos está el ir hacia uno u otro lado, nadie lo va a hacer por

nosotros , lo que nos da libertad para decidir hacia dónde, cuándo y cómo llevar

nuestros pasos.

Si decidimos andar por el camino del VIVIR, ¿ por dónde empezar?  ¿ cuáles son

los pasos que habría que dar?

Aquí damos algunas sugerencias:

PASOS PARA VIVIR

1. Conocerse: autoobservarse, comprenderse, aceptarse

2. Respetarse: concederse DERECHOS y CRITERIOS PROPIOS

3. Contemplar las situaciones de la forma más OBJETIVA posible

4. Desarrollar EMPATÍA y RESPETO hacia los demás

 5. Aplicar ESTRATEGIAS ASERTIVAS  en el pensamiento y la conducta

No es tan difícil. La cosa consiste en dar un paso…luego otro…y otro…sin perder nunca de vista nuestra meta: VIVIR.

Feliz vuelta de vacaciones.