Los verdaderos Héroes

Publicado el martes, 26 de enero de 2016, por Sije

¿Qué hace que alguien sea un “héroe”? Viriato, El Cid, Martin Luther, Gandhi…. ¿fueron héroes? Obviamente sí, lucharon encarnecidamente por un ideal, no abandonaron ante las dificultades, fueron fieles a sus valores hasta el final. Por eso les admiramos y les llamamos “héroes”.
Pero ¿qué ocurre cuando la “causa” por la que luchas eres tú mismo? ¿Cuando has tenido que sobrevivir en circunstancias adversas y buscas encarnecidamente vivir, ser feliz? ¿No estás siendo un héroe?
Sin menospreciar a ninguno de los héroes oficiales, para mí, los verdaderos héroes anónimos son éstos, los que luchan encarnecidamente por su ideal de ser felices, no abandonan ante las dificultades y son fieles a sus valores hasta el final.

Cuando X. decidió que quería el alta, con 70 años y después de toda una vida de haber pasado por psicólogos y psiquiatras, acepté con gusto y emoción. Por primera vez en su vida, X. se veía capaz de andar sólo. Había tenido una madre de las que llaman “castrantes”, que no le había permitido ser él ni independizarse emocionalmente hasta que murió, teniendo X. 60 años. Desde bien joven, X. había acudido a diversos profesionales, buscando una ayuda que le hiciera capaz de “salir de la cueva” (sic). Y ahora, tras años y años de ostracismo emocional, con una brillante carrera profesional, pero profundamente sólo, indefenso y dependiente, X. daba el paso: quería pasar los últimos años de su vida sintiéndose, por fin, dueño de sí y de sus actos, queriéndose, sintiéndose orgulloso de sí mismo, cuidándose.
¿Cómo lo logró? ¿Qué provocó este cambio en apenas dos años?
Principalmente, dos factores que son exclusivo mérito de X. : la tenacidad y la esperanza. Pese a poseer un crítico interno muy destructivo, pese a haberse venido abajo en diversos episodios de depresión y me imagino, haber tirado la toalla una y mil veces, X. continuaba buscando. No abandonaba. “Sabía” que esto no podía terminar así , con una vida aparentemente estéril e infeliz.
Pero esta sabiduría y esperanza no le venían de ninguna mano divina ni formaban parte inicialmente de su personalidad. Se los fue forjando él a base de leer mucho, muchísimo, acudir a cursos, a profesionales…Aunque a veces el conocimiento era merameramente teórico, por lo menos, X. sabía que todo lo que le pasaba tenía una explicación y que en algún lugar existía una solución.
Cuando llegó a mi consulta, lo único que tuvimos que hacer fue aprender a poner en práctica todo lo que X. ya sabía en teoría.
Para ello la primera tarea que emprendimos fue desterrar al Crítico Interno. Como X. venía, como hemos dicho, bastante “trabajado”, logramos relativamente pronto que prescindiera de la autocrítica destructiva en lo que se refería a su presente. X. consiguió sentirse “merecedor de quererse” y por ello, pudo aprender a cuidarse y abandonar el Crítico Interno que tanto le bloqueaba. Pero ¿y el pasado? X. no se perdonaba tantos años de aislamiento, se reprochaba haber sido un cobarde y no haber tomado las riendas de su vida y eso le mantenía bloqueado. Costó que se perdonara, que aceptara que todo lo que hizo y lo que evitó no fueron más que mecanismos de supervivencia, que en él seguía habitando aquel niño que lo único que necesitaba era cariño y aceptación incondicional y que lo que había recibido sin embargo, fueron culpabilizaciones y mal trato. Nos quedamos a las puertas de conseguir que incluso agradeciera y se sintiera orgulloso de todos sus esfuerzos de supervivencia, pero ahora tiene todas las bases para lograrlo.
Gracias a su esfuerzo y tesón, X. aprendió a quererse y a estar en paz consigo mismo , por eso quiso continuar él sólo. A la espera de ser trabajada quedó la relación asertiva con los demás, ahora que por fin, podía contemplar a los otros desde la misma altura y con los mismos derechos, pero estoy segura de que lo está consiguiendo, porque… X. es un verdadero héroe. El héroe que podemos ser todos y que está esperando en nuestro interior a que lo saquemos fuera y le permitamos expandirse y guiarnos hacia la felicidad
Gracias, X. por permitirme ver a tu héroe y transmitir esto a los demás.

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